Aunque hay determinados supuestos que a veces nos parece que no van a ocurrir nunca… el día menos pensando, zas… van y ocurren.
Hemos tratado el desacoplamiento una y otra vez, diciendo que es uno de los principios básicos de SOA y también el que aboga por la transparencia de la localización física del servicio.
¿Y que pasa el día que trasladan las máquinas de un centro a otro? Pues pueden pasar dos cosas:
- Seas la persona más feliz del mundo al poder ir haciendo los traspasos de forma gradual al tener los servicios y por tanto las aplicaciones desacopladas
- Seas una persona con un problema muy, muy gordo
Si estás en el segundo caso, creo que será el momento de acordarte de los beneficios de SOA y de por qué no los aplicaste cuando estabas a tiempo. El famoso bing bang se va a quedar pequeño si lo comparamos con el «movimiento masivo» de aplicaciones que vas a tener que hacer para apagar las aplicaciones en un centro y arrancarlas en otro.
En conclusión, el principio de desacoplamiento y transparencia de la localización física de donde se ejecuta un servicio no es una cosa gratuita, ni siquiera una manía.
Además de mejorar el mantenimiento de las aplicaciones y la gran flexibilidad que ofrece a la hora de crear nuevas funcionalidades de negocio durante la vida normal de las aplicaciones, resultará de gran ayuda cuando cambiemos las máquinas de sitio ¿no te parece?.
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